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Justificación

La evaluación de una publicación médica basada en la reputación de los autores o de la revista científica (factor de impacto) puede ser adecuada siempre que el factor de impacto o la reputación de un autor o una institución se relacionen directamente con la calidad de la actividad científica desarrollada. ¿Es siempre así?

Desde hace ya unas decádas se observa una explosión en la actividad científica que ha dado lugar a una explosión en la actividad editorial, una auténtica «burbuja editorial». Esta última tiene su propia dinámica y círculos viciosos.

La publicación es probablemente el principal objetivo de la actividad científica. Sin publicaciones, el enorme esfuerzo de recaudar fondos, establecer colaboraciones y desarrollar proyectos, tareas todas ellas que requieren una considerable inversión de tiempo y dinero, queda sin premio. Y este premio es necesario para plantear nuevos proyectos, crear nuevos equipos y obtener nuevamente financiación. El objetivo de todo proyecto científico es obtener el mayor número de publicaciones en las revistas de mayor impacto. ¿Hasta qué punto no se antepone la cantidad a la calidad en este sistema de premios? Cuantos más artículos se publican, menos  posibilidades de colocar la publicación en revistas de alto impacto, y por tanto, menos importancia le da el lector a lo publicado, por lo que hay que publicar más y más. Esta es una dinámica inflacionista respecto al número de publicaciones y devaluadora de la calidad de las publicaciones, adoptando terminología económica.

Cuando amparamos nuestras prácticas asistenciales oncológicas en el aval de la «Literatura Médica» empleamos un soporte muy heterogéneo en que se mezclan evidencias sólidas y fiables con conclusiones que no pasan de meras hipótesis.

Por tanto las revisiones críticas, las revisiones sistemáticas y los meta-análisis son cada vez más necesarios para discernir qué conclusiones deben servir para modificar nuestra práctica clínica diaria. Cuando leemos un artículo original de reciente publicación, no contamos con la ayuda de los mencionados métodos metaanalíticos. Los filtros a los que se ha sometido la publicación, revisión por pares y evaluación editorial, junto con nuestra propia evaluación crítica son las herramientas para valorar las conclusiones que nos transmiten los autores. Estos tres elementos están sometidos a círculos viciosos por lo que ninguno de ellos es totalmente fiable. La revisión por pares está realizada por autores coetáneos y afines al área concreta de investigación del artículo. No requiere mucha imaginación pensar en posibles situaciones que amenacen la objetividad de la revisión por pares: amistad, enemistad, competición, etc. Los editores de las revistas ansían incluir en sus publicaciones artículos impactantes, primicias científicas, éxitos clamorosos de la medicina. En cambio el interés por publicar resultados negativos es mucho menor. La publicación de ensayos clínicos con resultados negativos pueden relegarse a secciones de menor interés o retrasarse tanto que la comunicación de sus resultados llegue a ser irrelevante. Finalmente, el último filtro evaluador es el juicio crítico del lector. ¿Y está este juicio libre de sesgos? A todos nos gusta ver reflejado en los datos publicados aquellos pre-juicios adoptados en nuestra práctica clínica. ¿No consideraremos mejor las publicaciones que se aparean bien con nuestras ideas previas?

Por todo esto, la revisión crítica de publicaciones originales realizada por un grupo de expertos, la «Sesión Bibliográfica», sigue siendo un elemento insustituible para la evaluación de trabajos científicos originales. Y a eso vamos en este Blog. ¿Vienes con nosotros?

 

Una respuesta a “Justificación

  1. amadeowals

    12/01/2012 at 17:35

    bien esta que recordemos los Criterios de Jadad para la lectura critica:

    La escala de Jadad sólo considera aquellos aspectos relacionados con los sesgos referidos a: la aleatorización, el enmascaramiento de los pacientes y del investigador al tratamiento (conocido como doble ciego), y la descripción de las pérdidas de seguimiento. Es un cuestionario sencillo, rápido de aplicar y ha sido validado.

    Mediante estas cinco preguntas puede realizarse una valoración de la validez de un ensayo clínico:

    1.- ¿El estudio se describe como randomizado (=aleatorizado)? Sí= 1 punto; No= 0 puntos.

    2.- ¿Se describe el método utilizado para generar la secuencia de randomización y este método es adecuado? Sí= 1 punto; No= 0 puntos; el método es inadecuado= -1 punto.

    3.- ¿El estudio se describe como doble ciego? Sí= 1 punto; No= 0 puntos.

    4.- ¿Se describe el método de cegamiento (=enmascaramiento) y este método es adecuado? Sí= 1 punto; No= 0 puntos; el método es inadecuado= -1 punto.

    5.- ¿Hay una descripción de las pérdidas de seguimiento y los abandonos? Sí= 1 punto; No= 0 puntos.

    Este cuestionario da una puntuación en una escala que va de 0 a 5 puntos, de manera que a mayor puntuación mejor calidad metodológica tiene el ensayo clínico aleatorizado (ECA) evaluado. Se considera como «riguroso» un ensayo clínico aleatorizado (ECA) de 5 puntos. Un ECA es de pobre calidad si su puntuación es inferior a 3 puntos.

     

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